Las calles están impregnadas
de ti
son tus olores náufragos
que deambulan noctámbulos
por los rincones fríos de la
ciudad.
Aun de mañana,
estoy fatigado
en la incansable búsqueda de
tu rostro,
imperceptible,
camuflado en otros rostros
gélidos, pétreos, inertes
libres de tu cálida mirada
…ya mi marcha desfalleciente
claudica
en la paz serena de una copa
rubia.
José Urbina Pimentel
Noviembre,
16. 1994
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