Si comenzara hoy a escribir
un poemario
lo llamaría:
“Tu, mi alimento”,
he incluiría nuestras
razones
en recetas de potajes y aderezos de amor,
con algunas ensaladas
y quizás un rico postre.
Por ejemplo,
alguna diría:
“…y al cortar finamente la
cebolla,
el llanto inducido
me trasladó a aquellos años,
adolescente,
en que tomaste la maleta
y viajaste por los pueblos
indómitos de la sierra,
aquellos en que la lluvia
llega con cada anuncio del cristofué,
y es que el cristofué solo
regresa una vez…”
José Urbina Pimentel
1998
José Urbina Pimentel
1998
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