Maestra Vida: una forma diferente de escribir literatura

 


Cada día estoy más convencido en torno a la dinámica y flexibilidad de las acciones humanas, lejos de las concepciones rigurosas que tradicionalmente establecen "que las cosas son como son", es decir, estáticas, unilineales e inmodificables, en el deber ser.

Ciertamente, interpreto la ambivalencia y poliformia de la cultura y el funcionamiento social; por supuesto, que entendiendo a la cultura desde un sentido amplio, para incluir dentro de ella a cualquier acto de creación tangible o intangible hecho por el hombre, bien sea a nivel del pensamiento o tecnológico, que exprese en esencia ideas o conocimientos, viéndolo desde la perspectiva que evoluciona en el tiempo, acomodándose a la naturaleza e intereses de los grupos, por lo que se hacen o muestran multiformemente, y por lo tanto aplica para todo.

Un ejemplo se encuentra en la literatura, la cual siempre ha sido conducida por esquemáticos caminos, construidos fundamentalmente con ladrillos de narrativa, de relatos, de cuentos y de poesía, cuadriculando el sentido de la ruta por recorrer, haciéndola predecible y metódica; y por tal razón, el mundo literario se reviste de escritores, o como los reivindicó el viejo Vargas Llosa en sus aventuras juveniles,  con lo de "escribidores", quienes desde el rol de novelistas, relatores y poetas, para bien de la humanidad, han creado infinidad de genialidades, puestas a la orden de cada lector cautivo que se haya dejado seducir por el encanto de montones de letras e ideas amalgamadas en párrafos o rimas, en buena hora hechas libros.

Por lo tanto, al ubicar escritores se piensa en Virgilio, Cervantes, Shakespeare, Víctor Hugo, Dickens, Gallegos, Rubén Darío, Saramago, Quiroga, Orwell, Camus, Neruda, Gorki, o Vallejo, entre muchos otros; realmente muchos, de infinidades inmensurables de "artistas" que a lo largo de la historia asumieron con fe y versatilidad la pasión de escribir, siendo así con ganada propiedad, representantes o referentes genuinos de la "cultura" literaria.

Ahora bien, considero firmemente que la literatura es algo más; que va más allá de las cuatro paredes edificadas por la novela, el cuento, el ensayo y la lírica, publicados como textos literarios, para ampliarse a otras maneras de escribir y transmitir ideas, para ampliar sus horizontes yendo de la mano de buenos juglares, exactamente cantautores que han hecho de la canción una forma sonora, sutil, amena, versátil y corta de contar historias, acompañadas de guitarras y su combo familiar.

Imposible entonces, no incluir el genio productivo y aporte poético dentro de la "literatura  musical" en lengua castellana de la brillante pluma de Armado Manzanero, José Luis Perales, Joan Manuel Serrat, José Alfredo Jiménez, Ricardo Arjona y Rubén Blades, escogidos dentro un nutrido grupo que también lo han sabido hacer muy bien.

Precisamente Blades, el cantante de salsa y abogado panameño recorre este camino de palabras sonoras y salsosas, cargando consigo a cada paso andado, una gran maleta de excelentes cantos que son odas a la vida y a la cotidianidad, para contar historias de gentes cualquiera, como habitantes de espacios que construyen sueños y vivencias en la intrascendencia del día a día.

Es así, que el canto, de este viejo maestro tiene la virtud de relatar en los pocos minutos a los que se reduce la canción, tramas completas de vida socio-cultural, individuales y colectivas, con profundidad temática, que bien pudieran ser largas novelas impresas, divididas en varios capítulos, y con un punto a favor, que dejan abiertas inquietudes y construyen aprendizajes; tal los casos de "Amor y control", "Pedro Navaja", "Maestra vida", "Plantación adentro", "Plástico", "Pablo Pueblo", "El padre Antonio y el monaguillo Andrés", "Adán García" y "Decisiones", entre muchas otras obras maestras ideadas durante su larga y prolífica carrera musical, bien como integrante de La Fania o de Los Seis del Solar, a veces cantando con Willie Colón en épocas pasadas, o desde el momento en que decidió ser solista y acompañarse por momentos con otros cantantes, incluso de igual manera, el transitar por otros ritmos y estilos musicales.

De hecho, particularmente "Plantación adentro" me lleva a mi infancia, recordando que en ese entonces sus estribillos calaron con fuerza en mi gusto, no solo por el ritmo, sino por una letra que se mostraba histórica y reforzaba ese gusto que ya me comenzaba a imbuir por saber del pasado, convirtiéndose en una de mis canciones preferidas, abriéndole además puertas a la pronta llegada de "Tiburón", "Buscando guayabas" y la icónica "Ligia Elena".

Queda pues mucho terreno por arar, en este maravilloso mundo de las plantaciones y cultivos de las letras sonoras, que solidarias  con son y sabor, y otras con nostalgia y reflexión, "germinan" placenteramente en cualquier momento en que se requieran.

 

José Urbina Pimentel

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