La otra mirada.
Cuando rueda el balón en la cancha,
y entre sudores,
por lacerar las redes contrarias,
en un enfrentamiento epopeyico,
a veces mítico, lleno de filigranas y "driblings",
donde el tiempo se relativiza,
amplio e inacabable para unos,
fugaz e implacable para otros,
todo según el cristal de los goles con que se mire
y se vivan los 90 minutos,
tratando de obviar las frecuentes malas batutas arbitrales
que desde un frío pito,
como jueces de la ley del talión,
para bien o para mal,
imponen justicia.
Es ese juego una balanza,
y así ha generado en el mundo de las letras,
controversias o cánticos,
siendo primitivo para unos,
siempre desdeñado por la conciencia y la pluma
de los Borges, Eco, Cabrera Infante, Wilde, Orwell o Sabater, entre otros;
pero a la vez apasionante
para un García Márquez, un Camus, un Cela, un Nobokov, un Marías, o un Galeano,
dándole rienda suelta entre sus letras
a imaginarias partidas "de once pa' once",
desde la simplicidad de los pasos de la infancia
y el paradójico devenir humano.
Es pues el fútbol desde hace muchos años,
a través de sus "mundiales" de cada cuatro años,
la "Feria Universal de las camisetas y los colores",
flexibilizando el tiempo y sus minutos
desde remotos televisores,
que le dan un lugar en las gradas
de esos lejanos y gigantescos estadios,
para reír y soñar,
para sufrir y apostar,
a todo amante de los tiros libres y los goles.
Enhorabuena, que pronto ruede el balón...
J. U. P.
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