Del breve espacio a Yolanda.

       


Pablo es dual y ambiguo.

Fue un excelente cantante que le cantó al amor y a la vida, de los mejores indudablemente; de esos que son los diferentes, los que marcan distancia y por eso nunca se olvidan. Pero también cayó en la tentación de ser tarifado, y lo peor que puede tener un artista, un creador es eso, hacerse "comprometido" con "causas", ya qué entra en terrenos ajenos de afectos y desafectos.

Por esta razón, particularmente asumí hace mucho tiempo, omitir su canto panfletario a viejos caudillos barbudos de ametralladora en mano, y extraer de ellas su sustrato humano universal o cotidiano, y quedarme con su "breve espacio", su "tiempo que pasa", sus "flores de abril", su "declaración de amor", entre tanta poesía hecha canción para bien de la música, los sentimientos y la filosofía simple de la vida.
Los inefables arcanos del tiempo, se convertirán en dioses de la justicia, y colocarán en su balanza esas dos etapas del viejo cantor, cómo juicio en el tiempo.
No dejando nunca de escuchar sus versos libres de ataduras, forma parte de brindarle la absolución...
J. U. P.

No hay comentarios:

Publicar un comentario