Tras la ruta de Cantares y Machado..


        Acabo de culminar hace días una Antología Poética de Antonio Machado publicada en 1970 por Salvat, reencontrándome con el poeta primario de la hispanidad, que desde mis años adolescentes comenzó a asir mi interés por la poesía, al descubrirlo como creador de la letra de la hermosa obra musical plasmada por Serrat en Cantares. Fue así, como de apoco me acerque a sus versos, para recorrer en parte, los campos de Andalucía y las tierras manchegas, en descripciones certeras del romántico poeta, radiografiando con marrones y verdes, y mucho pan y mucho vino, en hostales de blancas paredes y ricos jardines, entre el Guadalquivir y el Duero, la España profunda del canto jondo de siempre.
        Se percibe una eterna búsqueda del poeta, tras un incansable andar, emprendida por rutas que inequívocamente deben conllevar a la felicidad; mas sin embargo, se muestra esfimera, dentro de la tragedia vital de Machado en el amor inconcluso, lejano, mas por si, quimérico. Ademas el poeta andaluz, se muestra como puente de lo rural a la modernidad: es como si leyera a Mario Briceño Iragorri sacando a la provincia andina hacia toda Venezuela en "Los Riberas".
         Por eso, cada vez que caminando por El Pocito, Las Guayabitas y El Hato, sucumbo ante las postales naturales de la policromia boconesa, convirtiéndome en un pintor sin pinceles ni acuarelas ni oleos, para dibujar en cantos la belleza de mi tierra, doy gracias a aquellos versos leídos desde el antier de mis años mozos, escritos hace mas de 100 años por el padre poeta Machado.

                                                                                                     José Urbina Pimentel
   

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