Canto distante a Boconó


La ausencia de mis montañas me abruma
inundado por una niebla mortecina
con ansias por los verdes más hermosos creados por Dios,
aquellos que desafían los límites de la razón
y agasajan los sentidos,
los mismos que otrora enamoraron de un solo vistazo a Ruiz de Vallejo.
Cerros que imitan el primer pesebre franciscano
dando vida a mis calles de siempre,
viejas y nuevas,
de casonas solariegas y casas sencillas
las mismas de la infancia y una adolescencia lejanas,
cómplices tantas veces de mis pasos andados,
como inquieto heredero del Machalengo trasnochado.
Calles inundadas de ilusiones  y esperanzas
postales eternas plasmadas en luz desde el recóndito Pocito
como una telaraña tejida
con mágicas agujas.
Boconó, hoy solo quiero descansar recostado en un banco de tu adictiva Plaza,
pero estoy sentado frente a mi computadora
a cientos de kilómetros de distancia.

José Urbina Pimentel
2017

2 comentarios:

  1. Saludos! He leido ya varios de sus escritos, buen trabajo, le felicito por tomar de cada cosas una causa inspiradora para escribir.

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