Días de fútbol



Si bien, en este siglo XXl que avanza en el devenir de las sociedades humanas, siguen imperando en un mundo cada vez más universal, las miradas que muestran absurdas guerras de nunca acabar, sin más sentido otro, que el colocado por los fanatismos y el hambre de poder de “anti-lideres” profetas del autoritarismo, quienes desestiman los muertos, el sufrimiento total de su gente y las inmensurables pérdidas materiales, y que solo suman cifras rojas; o las constantes migraciones masivas de poblaciones que deambulan de un lugar a otro, escapando de las miserias y crisis integrales que viven en sus espacios, dejando en cada paso la interrogante de que si el hombre desde sus primeros tiempos gregarios, nunca dejó de ser nómada; también, los "ilógicos" cambios climáticos, los cuales traen consigo incertidumbres geo-ambientales, que hacen que las previsiones de todo tipo, las economías y la cotidianidad misma se conviertan en "dameros por llenar", al mejor estilo de "como vaya viniendo, vamos viendo"; igualmente, sin olvidar las expectativas siempre esperadas de nuevas y seguras bondades de una tecnología solidaria y progresiva, que a cada instante va abriendo mayores brechas de oportunidades para potenciar la dinámica humana hacia lo "posible", aun cuando por y para muchos continua satanizándose, tal vez sin entender, que lo malo no es su uso, sino más bien su mal uso o abuso.

Pero este mes de junio y parte de julio, llegaron ambos con una oferta significativa de bañar literalmente de fútbol al mundo, con la grata coincidencia de jugarse paralelamente la Eurocopa y la Copa América, las que finalmente, después de los Campeonatos Mundiales, son los torneos integrados más importantes de dicha práctica deportiva. No en balde, a pesar de que en los últimos tiempos se han acortado las distancias y niveles de calidad de juego, a lo largo y ancho del contexto mundial, y que en cualquier parte del globo terráqueo aparecen superestrellas, aun es Europa y Latinoamérica donde existe el balompié más competitivo; por tal razón, la UEFA Champions League y la Copa Libertadores son en esencia de una mayor atención seguimiento y conocimiento universal, que sus pares de otras partes. Y es así, como actualmente es común que en los páramos más alejados de cualquier zona rural, o igualmente, colgando en los tendederos de un hogar de Bangladesh o de Lesotho, se secan franelas no solo del Real Madrid, el Liverpoor y la Juventus, sino también es posible que sean del Gremio de Porto Alegre, del San Lorenzo de Almagro o del América de México; sin olvidar aquí, como dentro de un acto de identidad, nostalgia y rebeldía de sueños, desde hacen unos lustros para acá, unas franelas de color vinotinto con unas letras FVF a la altura del corazón y un número dieciocho en la espalda, pululan multiplicadas por calles de ciudades y pueblos de nombres cocidos y extraños, que aparecen desde la A hasta la Z en los índices de atlas y almanaques mundiales.

Por supuesto, que el fútbol es una actividad que no solo tiene adeptos a montones en cualquier rinconcito del planeta, sino que también sus grandes detractores que lo han entendido como algo sin sentido, tal como  en su momento lo expresaron intelectuales de primer orden como Jorge Luis Borges o Umberto Eco, que lo veían reducido a actos de primitivismo y barbarie humana.

Ahora bien, lo que si es cierto es que cada vez son más los que gustan del balompié. Ciertamente ya no es algo propio del sexo masculino, sino que la mujer se ha incorporado masivamente a seguirlo como aficionadas o a practicarlo, por lo que las Ligas Femeninas ya son de una relevancia paralela a la de los hombres; jugándolo ellas con un gran nivel técnico y competitivo, lo que hace inferir hipotéticamente que no pasará mucho tiempo en que hayan equipos o enfrentamientos mixtos, dónde sobresalga la potencia y la calidad de estas "amazonas del balón".

Entonces, en medio de la brega y los quehaceres y obligaciones diarias de todos, por un mes habrán opciones para entablar y afianzar nexos de amistad con un deporte que se hace cada día más común, y que en términos geopolíticos y socio-histórico-culturales forma parte fundamental dentro de la dinámica de la actual "globalización contemporánea" que se vive "tiempo real", gracias a la tecnología que dispuso de una pantalla de televisión en cada computadora, tabla o celular, como para decir que no hay excusas para no enterarse que Italia juega contra España y Venezuela hará lo mismo ante México. Suene el pitazo inicial.

 

José Urbina Pimentel

 

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