Tiempos de
mundiales.
Qatar 2022, un mundial de fútbol al
alcance de todos. El constante avance de la tecnología y las diferentes formas
de acceder a la información, le brinda a este Campeonato Mundial de Fútbol una
universalidad que rebasa la de todos los anteriores. Ahora no es necesario
seguir los partidos frente a un televisor o por las ondas de la radio; basta
un simple teléfono o cualquier artefacto informático, desde cualquier lugar,
con solo el acceso a internet, lo cual amplia l posibilidad de vivir las
incidencias de los partidos, en lo que llaman "tiempo real".
Es así, que en medio de esta vorágine
futbolera de fin de año, y no en el acostumbrado julio, entre arenas y
polémicas "socio-culturales, el mundial "árabe" me lleva a
rememorar aquellos dos primeros campeonatos que tuve la opción de seguir: el de
Argentina 78 y el de España 82.
Discrimino ambos por las particularidades
con las cuales los viví.
Primero el de 1978, el cual desde días
antes de comenzar y durante todo su desarrollo, lo revisaba a diario a
través del Cuerpo B de El Nacional; era la única opción, por las páginas
deportivas de un periódico, debido a que en ese entonces en el pueblo se veía
un solo canal televisivo, que no era precisamente el que lo transmitía, así que
los resultados y anécdotas de los encuentros y el día a día de las selecciones,
valga la redundancia, los conocía al día siguiente. Fue entonces un mundial de
textos y fotos en el largo y ancho de un diario estándar.
Luego vino España 82 y la transmisión
televisiva, por cierto a color, que con menos grupos y menos equipos, dejaron
un buen sabor a fútbol, donde más que partidos, desde mi efervescencia de
adolescente amante del fútbol en tardes-noches de prácticas y juegos de domingo
a domingo sin días de descanso, eran verdaderas batallas de técnica y fuerza
con equipos ideales, donde todos eran estrellas, cómo era el Brasil de Zico y
compañía, o los argentinos de Pasarella o los italianos de Causio, sin dejar de
mencionar ingleses, alemanes, polacos, rusos, escoceses o peruanos. Eran
jornadas que coincidían con las clases matutinas del tercer lapso de quinto
año, previo a presentar los exámenes finales, y que el grupo en pleno, o casi
todo, de los varones de la sección "A" del viejo Dalla Costa, nos
íbamos fugados para mi casa por ser la más cercana, y de esta manera el amplio
corredor y el muro del patio, se convertían de repente en una gritería de
muchachos cantando los fuera de juego y los goles que se hacían o se fallaban.
Esto es historia vieja, pero buenos
recuerdos por encuentros menos mediáticos, con más sabor a fútbol de garra,
pero desprovisto de VAR.
Son cambios en
el tiempo, indetenibles, que finalmente sirven para ganar cada vez más adeptos
al deporte de las paradas a una pelota. Y seguro han de venir más cambios, cómo
son aquellos, poco ilógicos a mi parecer, de ampliar el número de contendores a
48 equipos y reducir el tiempo entre mundiales a solo dos años, ya que le
quitaría calidad e importancia.
No queda otra que continuar disfrutando
de los encuentros, mientras se pueda en medio de la dinámica cotidiana.
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