Aquellos días de Navidad
I
Campanadas, cascabeles,
lucecitas de bengala,
ovejas y magos reyes
que huelen a madrugadas
y al musgo de los
pesebres
II
Un rayo de sol
que se cuela en mi
ventana,
y proyecta en el techo
como en una gran
pantalla
las voces y las siluetas
de las gentes de mi
cuadra
III
Y ¡mi niñez!
La busco en aquellas
cartas
que escribí para mi Dios
y el Rey Negro de mi
infancia,
tras la estrella de Belén
con letras hechas esperanza.
Un sueño por cada línea,
por cada línea,
guirnaldas
IV
Diciembre es juventud
que se hizo eterna en la
plaza
y en la misa se hizo
vieja.
Se hizo estrella.
Se hizo escarcha
V
Es la casa de mis padres
y
las calles de El Recodo.
Momoyes y parrandas,
sombreros de cogollo,
ruanas de mil colores
abrigo de los pastores
que van en busca del
niño
arropado entre algodones
VI
Diciembre son mis
hermanos
y el Nazaret de sus
juegos.
Mi padre con sus tesoros.
Mi madre y sus hallacas
envueltas en mirra y
oro.
VII
Eres tu Señor
y Panchito Mandefuá.
Y La mujer de las
naranjas
que acompaña al
pordiosero,
o al niño chiquito y flaco
que nunca le llega nunca,
el juguete de sus sueños.
Míster Pim
Mérida, 01 de Diciembre
de 2022
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